Perdida de Juana de Ibarbourou
Título: Perdida
Autora: Juana de Ibarbourou
País: Uruguay
Año de publicación: 1950
Autora: Juana de Ibarbourou
País: Uruguay
Año de publicación: 1950
Perdida es el quinto poemario de la poeta, publicado tras veinte años de silencio poético, es de las obras más importantes de Ibarbourou y a su vez también la menos conocida y visitada. Esta obra poética está compuesta por cuarenta y seis poemas divididos en tres partes.
Al leer este poemario, fue inevitable compararlo con la única obra entera que he leído de Ibarbourou, Raíz Salvaje. Y la mayor diferencia que encontré fue la ausencia de la naturaleza, su veneración casi panteísta, y el tono agónico y doloroso que se presentan aquí.
En Perdida la vitalidad juvenil y la sensualidad pícara brilla por su ausencia. Se pasa, con respecto a Raíz Salvaje, de una luminosidad e inocencia a una oscuridad agónica que se vuelve el sentimiento totalizador y predominante, y a una poesía más madura y compleja que eleva la imagen por encima de la comprensión.
La obra en su totalidad crea un ambiente angustioso y onírico. Una angustia causada principalmente por la inexorable presencia de la muerte y en donde los tiempos mejores, la juventud, ya pasaron. Véanse, por ejemplo, los poemas “Tiempo” y “El Grito”
Los poemas como “Sueño”, “Tritón y Sueño” e “Inmensidad” muestran este lado onírico, en donde parece preferirse el mundo de los sueños a la realidad en sí misma. El Sueño es el hermano de la Muerte, una escapatoria temporal de mundo terrenal y tan desconocido y misterioso como la muerte.
Al contener varios poemas, es obvio que unos tocaran más que otros la sensibilidad del lector. A mí, solo por nombrar algunos, me gustaron en particular “Elegía por una casa” y “Este y Sur”. Son poemas que da cuenta de la posición de Juana (o al menos así lo interpreto yo) con respecto al campo-ciudad.
Para terminar quiero citar las palabras de Juana con respecto a la poesía y el poeta, para reivindicar un poco el género:
“Sea político, social, épico, epopéyico o simplemente sentimental, el poeta es siempre militante. Pues su canto es el eco de todos los sentimientos del ser humano: amor, dolor, sufrimiento, triunfo, derrota, sensibilidad, ensueño, desengaño, esperanza. Aún en el hombre más ignorante su palabra llega a ser un impacto, pues reproduce, da vida y eco a algo que pasa en el alma humana. Y esto no es poca cosa. La buena poesía, como la música, acompaña al solitario, alumbra su laberinto, lo puede retornar a la ingénita bondad de la especie. Creo en ella, aunque esto parezca ingenuo. En el peor de los instrumentos siempre hay una cuerda sonora que responde al intención pura y armoniosa del tañedor.”
Hola! qué interesante las palabras de Juana al final. Me gustó reencontrarme, gracias a tu publicación, con esta otra etapa de la poesía de la autora, con mis alumnillos nos quedamos con su juventud, el tiempo para el amor.
ResponderBorrarSaludos y gracias por pasarte a leerme.
Tengo que leerla más. Por algún motivo, no le doy la importancia que merece. A saber.
ResponderBorrarUn besote y gracias por tu entrada ♥