Instrumental de James Rhodes

Título: Instrumental: Memorias de música, medicina y locura
Autor: James Rhodes
País: Inglaterra
Año de publicación: 2014

La mejor forma de definir este libro lo hace el autor con el subtitulo del mismo, porque Instrumental es eso, una autobiografía, un relato en base a música, medicina y locura. Rhodes declara que la música fue su salvación —más específicamente, la música clásica—, y es que él fue violado desde los cinco a los diez años por su profesor de gimnasia, por supuesto, desde ahí su vida se va al cuerno. Los traumas no fueron pocos: tics, depresión, TOC, ideación suicida, autolesiones, alcoholismo, drogadicción, confusión de género y sexual, paranoia, desconfianza, desorden alimenticio, disociación, síndrome de estrés postraumático y trastorno disociativo de la personalidad.

James Rhodes es un concertista de piano nacido en Londres, una celebridad en el mundo anglosajón, amante de la música clásica, sus allegados y los cigarrillos Marlboro.

Si bien el autor relata sus experiencias y cómo le afectan, lo hace con cierto humor y sorna. Mientras te cuenta algo cruel y depresivo, lo intercala con ciertos comentarios y frases que me arrancaron más de una carcajada. Lo cual me causa cierto conflicto, imagínense que estoy leyendo esto, me rió y alguien me pregunta que es lo que me causa tal risa, quedaría feo que contestara: «Nada, solo la autobiografía de un tipo que fue violado cuando era niño». Por supuesto, este humor que aparece no es para quitarle importancia al asunto, es parte de su estilo, ya que se manifiesta desde el principio. «La música clásica me la pone dura» Así es como comienza el libro.

La verdad es que Rhodes manifiesta el tema del abuso infantil de manera bastante admirable. Cuando ocurre este tipo de episodios la gente se indigna, se enfurece, chilla y lo manifiesta en redes sociales. “¿Cuántas veces desde el «nunca más» ha vuelto a pasar? Utilizar términos como «acoso sexual» o «abuso sexual» no solucionan en absoluto los horrores de una violación infantil”. Manifestar y gritar que tal acto contra un niño es un horror ¿de qué sirve? Si después uno sigue con su vida como si nada. El acto de violación es solo el principio, y James Rhodes te lo muestra claramente. Cuando sufría los abusos de su profesor de gimnasia, al menos una persona adulta sabia de ello (no sabía que eran de índole sexual, pero si físico), lo reporto al director, pero no se hizo nada. Pero condenar a alguien por no hacer nada no es la solución, solo sirve de alivio moral.

Aun así, este libro no es solo sobre las consecuencias y la vida autodestructiva que vive el autor a raíz del desgraciado episodio de su infancia. Sino que también es sobre música, mucha música. Cada capítulo está acompañado por una composición musical, el cual se puede escuchar por internet y de manera gratuita, ya que el libro te da el enlace para acceder a él. Esto es bastante importante y le da otra dimensión a lo que se está leyendo.

El autor no solo fue salvado, literalmente, por la música clásica, sino que también es un renovador de esta, ya que trata de sacarla del polvoriento y anticuado lugar de donde estaba. Lucha para quitarle el elitismo, lo snob y los prejuicios que la rondan. Aquí yo pude apreciar los paralelismos que estas ideas tienen con la literatura.

Leer este libro fue una experiencia enriquecedora en varios sentidos. Yo no sé nada sobre música clásica (solo conozco nombres como Beethoven y Chopin), así que fue toda una introducción muy agradable a este tipo de música, y más todavía con ese humor y mofa que caracteriza al autor.

Comentarios

Entradas populares

Brujas en la pintura

El castillo de Otranto de Horace Walpole

Perdida de Juana de Ibarbourou