Saga Percy Jackson y los Dioses del Olimpo


Si alguien se creía que con el último libro reseñado era todo lo que iba a haber sobre esta primera saga, se equivocaron. Subo esta entrada como un cierre de esta saga y como un resumen de las mayores ideas que se presentan en la saga.

Una de las ideas más interesantes que se dan en la saga es la del movimiento del Olimpo por el mundo. El Olimpo y los dioses son el corazón de la civilización occidental, por lo tanto, se mueven hacia donde se encuentre el centro de la llama de la civilización. Ese fuego se originó en Grecia, luego paso a Roma, y luego siguió trasladándose: Alemania, Francia, España, Gran Bretaña, y ahora Estados Unidos. La civilización occidental no es un concepto abstracto, sino que es una fuerza viva, y los dioses forman parte de ella, por lo tanto, ellos están en donde el fuego brille más fuertemente.

El Monte Olimpo, el palacio de los dioses y el punto de convergencia de sus poderes, se encuentra encima del Empire Stare, en Nueva York. La entrada al Inframundo, al reino de Hades, está en Los Ángeles. El Mar de los Monstruos es el triángulo de las Bermudas. El Monte Otris, el palacio de los titanes, tiene lugar en el Monte Tamalpais, en San Francisco. La prisión de Tifon, el Monte Etna, en Estados Unidos es ahora el Monte Santa Helena. Aquí, se ve la construcción mitológica de Estados Unidos: el Olimpo está en Nueva York porque es una ciudad sofisticada, de vanguardia; la entrada al Inframundo es en Los Ángeles porque es ahí donde esta Hollywood y toda su decadencia; y el Mar de los Monstruos es el triángulo de las Bermudas porque este último tiene la fama de tener accidentes náuticos. Pero Nueva York y Los Ángeles no son solo eso, como tampoco el que cruce por el triángulo de las Bermudas va a terminar en el fondo del océano. Son mitos. Mitos que Riordan conoce bien y los utiliza a la perfección, para moldearlos y volcarlos en su mundo de ficción.

La saga entera es parecido a un retelling. ¿De qué? De la Titanomaquia, o Guerra de los Titanes. Pero más que un retelling (porque no se cuenta esta clásica guerra de manera distinta), es como una segunda Guerra contra los Titanes. En el universo de la saga, esta primera guerra, la que relata Hesíodo en su Teogonía, sucedió, es real. Y ahora los Titanes se alzan para obtener lo que Zeus y demás Olímpicos les arrebataron, el dominio del Cosmos.

Lo que sí es una especie de retelling son los personajes mitológicos. A través de la saga se van mostrando diferentes personajes mitológicos y cómo son en la actualidad, cómo están adaptados en el siglo XXI. Medusa tiene una tienda de estatuas de piedra para jardines, Circe maneja un spa para mujeres, Hermes maneja una empresa internacional de mensajería (Amazon o FedEx), y así.

Durante la saga los héroes se enfrentan a distintos obstáculos, muchos de ellos son desafíos que los héroes clásicos también enfrentaron. Percy y sus amigos tuvieron que afrontar varios de los desafíos que supero el mismísimo Hércules, y estos se conocen como Los doce trabajos de Hércules. El primer trabajo de Hércules es matar al león de Nemea y despojarle su piel. En el tercer libro, Percy, Thalía, Zoë, Bianca y Grover se enfrentan a él, pero como su piel es impenetrable y no tienen la fuerza física para vencerlo como Hércules (él estrangulo al león con sus brazos) tienen que descubrir otra forma. A Percy se le ocurre que pueden lanzarle flechas a su boca, así que se lo dice a Zoë Belladona, y ella con su gran puntería, derrota al león.

El segundo trabajo es matar a la hidra de Lerna. En el segundo libro, Percy, Annabeth y Tyson se encuentra furtivamente con la hidra. Percy y Annabeth conocen lo que sucede cuando cercenas una de las cabezas de la hidra: le crecen dos más. Y Percy corta, accidentalmente, una cabeza, pero lo curioso es que la fuerza vital de la hidra está conectada a una cadena de tiendas que funcionan como franquicias. Cuando Percy cortó una cabeza, no solo crecieron dos en su lugar, sino que también, en algún lugar, se abrió otra sucursal de Dónuts Monstruo. Es una de las curiosidades que hace Rick Riordan, actualiza y le da otro trasfondo al mito. Es una forma de explicar la rápida multiplicación de las cadenas de restaurantes. En fin, Percy y Annabeth saben cómo acabar con la hidra, cortar las cabezas y quemar los muñones, pero no tienen fuego, pero llega Clarisse, hija de Ares, en un acorazado de guerra y la hace explotar, salvándoles el pellejo.

El cuarto trabajo es capturar al jabalí de Erimanto. En el tercer libro, Percy, Thalia, Zoë, Bianca y Grover se encuentran en un apuro con unos no-muerto, pero les llega algo que Grover define como «Una bendición del Salvaje», del dios Pan. Esta bendición es el jabalí de Erimanto, que sí, acaba con los no-muertos, pero también tiene intenciones de acabar con Percy y componía. Su aparición fue inesperada, y los héroes aprovechan la oportunidad que tienen. Ven en el jabalí un medio de transporte, ya que es muy rápido, enorme y resistente (aunque nada cómodo). Así que se les ocurre una dirección asistida. Con su magia, Grover hace flotar una manzana enfrente del jabalí para dirigirlo, y así llegar más rápido a su destino.

El quinto trabajo es matar a las aves de Estínfalo. En el segundo libro, Tántalo, el suplente de Quirón en el campamento (y un tremendo imbécil), decide organizar una carrera de carros, la cual se sale de control dado que las aves de Estínfalo se aparecen inesperadamente para atacar a los campistas. Percy las percibe desde antes de que comience la carrera, pero creyó que eran solo palomas perturbadoras, y durante el ataque Annabeth las identifica al momento y sabe cómo derrotarlas. La forma es tal y como lo hizo Hércules, él utilizó campanas de latón, para producir ruido, ahuyentarlas con el sonido más horrible que pudo. Pero ellos no utilizan campanas de latón, sino que Annabeth se le ocurre que el sonido más horrendo es la colección de música de Quirón, así que utiliza eso. Y funciona. Las aves huyen enloquecidas, y son un blanco fácil para los arqueros de Apolo.

El sexto trabajo es limpiar los establos de Augías; el octavo, robar las yeguas de Diomedes; y el décimo, robar el ganado de Gerión. En el cuarto libro, en uno de los tantos vaivenes del laberinto, Percy, Annabeth, Grover y Tyson llegan al Rancho Triple G y se encuentran con Euritión, quien los conduce con su jefe, Gerión. Y es en este episodio en donde estos tres trabajos de Hércules se amalgaman. Euritión le sugiere a Percy que limpie los establos a cambio de la libertad de Nico. Los establos no son como los de Augías, o cualquier otro, en él hay caballos que son descendientes de las yeguas de Diomedes, y su peculiaridad es que estos comen carne humana. Pero Percy no tiene que robar a esos caballos como en el octavo trabajo, solo tiene que mantener su distancia para que no lo devoren. A Percy se le ocurre limpiar los establos igual que como lo hizo Hércules, con el agua de un río. Pero al llegar a este, Percy se encuentra con una ninfa que no da su consentimiento para que su agua, su fuerza vital, sea usada para lavar inmundicia de caballos. Su ecosistema colapsaría, y ella enfermaría por años. Percy también nota que, si bien esta ninfa se muestra furiosa, le tiene miedo, porque sabe que, en una lucha contra un hijo de Poseidón, no tendría las de ganar. Percy nunca tuvo intenciones de usar la fuerza, así que, viendo la determinación de la ninfa, desiste de conseguir su ayuda, pero al ver su nobleza, la ninfa decide contarle un secreto, y con esto Percy logra limpiar los establos.

El onceavo trabajo es robar las manzanas doradas del jardín de las Hespérides. En el tercero libro, el jardín de las Hespérides es la entrada al Monte Otrys, la morada de los titanes, y en donde se encuentran secuestradas la diosa Artemisa y Annabeth. Percy, Thalía y Zoë tienen que pasar por él, y por lo tanto enfrentar al dragón que protege al árbol con las manzanas de oro, pero ellos no tienen intención de robar las manzanas, solo quieren pasar a través. Pero a Ladón no le interesa, si ellos se acercan, él ataca. Para ellos, es impensable que puedan vencer al dragón (que tiene cien cabezas, por cierto), así que Zoë decide distraerlo mientras Percy y Thalía pasan.

Y el doceavo trabajo es capturar al Cerbero y sacarlo de los infiernos. En el primero libro, Percy, Annabeth y Grover, en su camino al Inframundo, se encuentran con el guardián se sus puertas, Cerbero. Al igual que Ladón, Cerbero no es un monstruo que pueda ser vencido por la fuerza bruta. Hércules pudo, por supuesto, pero ellos no son Hércules, no tienen sus cualidades. Así que su plan es distraerlo, y es Annabeth quien consigue hacerlo de forma maravillosa. Cuando era niña, en la casa de su padre tenían un dóberman y fue a una escuela de adiestramiento para perros, y con ese conocimiento Annabeth consigue adiestrar a Cerbero, incluso hacerse su amiga. Ella solo con su habilidad, su cabeza, no con fuerza bruta como Hércules, consigue pasar el obstáculo, completar la tarea.

Creo que hay una clara intención de querer equiparar a estos semidioses con Hércules. Ellos superaron las mismas pruebas que él, pero lo hicieron de forma distinta. Hércules paso las pruebas de forma individual (aunque en un principio sus trabajos eran diez, no doce, pero como recibió ayuda en el segundo y el sexto, Euristeo no los tomo en cuenta, por lo cual impuso dos más), pero los semidioses lo hacen de forma colectiva, en equipo. Aunque muchas veces unos se llevan más créditos que otros, el trabajo en equipo es siempre esencial, y también, muchas veces superan el obstáculo en base a su ingenio y no con fuerza bruta.

Pero no solo se equiparán a Percy y demás héroes con Hércules, sino que también se los iguala con demás héroes clásicos de la antigüedad. Por ejemplo, el viaje que hacen Percy, Annabeth y Tyson al Mar de los Monstruos, tiene grandes, y obvios, paralelos con los viajes de Odiseo y los Argonautas. La misión de Percy y sus amigos es encontrar el vellocino de oro, que es el mismo propósito que tenían los Argonautas, pero muchos de los peligros a los que se enfrentan son también obstáculos que Odiseo tuvo que pasar: Escila y Caribris, las sirenas, Circe, Polifemo.

La vida de los semidioses está lejos de ser tranquila y apacible, y esto es así desde la antigüedad (pocos de ellos tuvieron un final feliz), y esto no es solo ser perseguidos por monstruos constantemente, sino que también es muy fácil ganarse la enemistad de un dios. Percy no le cae en gracia ni a Ares ni a Hades, y Annabeth se gana la enemistad de la reina de los dioses, Hera. Y si no fuera suficiente tener que lidiar con dioses iracundos, Percy y demás semidioses tiene que lidiar con sus propios padres inmortales. Los dioses son padres ausentes, y los semidioses tendrán que enfrentar ese hecho, con ese vacío y esa falta de atención y cariño que padecen.

Podría hablar de varias cosas más, pero esto se me haría interminable, solo agregare un detalle que es importante para la saga que sigue, y eso es la reputación que Percy, Annabeth y Nico se van forjando en estos libros. Ellos, principalmente, lograron cosas increíbles, experiencia que otros nuevos semidioses notaran, y a mí eso se me hizo emocionante. En la saga siguiente hay nuevos protagonistas, y cuando se encuentran con Percy, Annabeth o Nico, uno ya sabe sus historias, lo que lograron, pero ellos no, y ese choque e interacción es interesante. Así que nada, el mes que viene estaré trayendo la reseña del primer libro de la saga Los Héroes del Olimpo, El Héroe Perdido.

Comentarios

  1. Hola! Bueno, sin duda es una entrada muy completa. Casi me hace sentir mal por no haber leído estos libros ni tener ganas de hacerlo, aunque tengo la sensación de que debería. Gracias por tomarte el trabajo de escribir esto ♥. Si llego a leerlos, te comento.
    Besos!

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    1. Hola y gracias por leer!
      Ojalá y puedas leer la saga, pero si no, no es el fin del mundo.
      Es una entrada que tenía muchas ganas de hacer, así que, otra vez, gracias por leer.
      Besos.

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