Coriolano de William Shakespeare

Título: Coriolano
Título original: Coriolanus
Autor: William Shakespeare
País: Inglaterra
Fecha de publicación: 1608

Esta tragedia romana, y la última que Shakespeare, es de las menos populares. Esto tal vez sea por la escasez de personajes potentes, el carácter lineal de la obra, o por el fuerte componente político que tiene, porque la obra parece preguntar ¿Quién debería de tener el poder: el pueblo o un grupo autoritario?

La obra tiene como eje central a Cayo Marcio, quien es un valioso guerrero para la republica romana —su madre, Volumnia lo ha educado desde niño para que lo sea— y en la batalla por la ciudad de Corioles se destaca como ningún otro, a tal punto de que lo bautizan con el nombre de Coriolano. Con todos los honores ganados, también es promovido al grado de cónsul, pero para esto tiene que ganarse el favor del pueblo. Y es aquí donde comienza el conflicto. Coriolano desprecia al pueblo y le es imposible postrarse ante este, ganándose así, su odio.

En una lectura rápida y descuidada, el personaje principal de esta obra puede parecer un líder fascista y/o tiránico. He ahí mi inquietud al apreciar a Coriolano. Pero, si se mira detenidamente, Coriolano no es ni una cosa ni la otra. Es claramente anti-popular, y si, anti-demócrata, cree que el pueblo no tiene derecho a decirle que hacer (esto si no está bueno). Para ser un fascista, Coriolano tendría que ser capaz de forjar un vínculo afectivo o por lo menos discursivo con las masas, lo cual es incapaz de hacer (el tipo ni siquiera puede ser cortés con el vulgo, tremendo antisocial es). Tampoco es un tirano, lucha incansablemente por su patria y carece de ambición. Puede parecer arrogante y prepotente, pero odia los halagos más que nada: «No me habéis adulado, por lo tanto / no me habéis herido», «Preferiría dejarme rascar la cabeza / al sol mientras sonara el rebato, / que quedarme aquí sentado ocioso / para oír / cómo mis naderías se convierten / en monstruos»

Coriolano no solo detesta al pueblo, a quien llama, por cierto, «monstruo de mil cabezas», sino que también odia a los cuerpos representativos. Aquellos quienes a través de mentiras, engaños y manipulación se ganan el favor de las masas. Estos cuerpos políticos que son los portavoces del pueblo, son pura miseria. Esto, ¿no les suena familiar?

Coriolano me parece un anti-héroe. Es alguien que se define en base a sus acciones. Son los hechos los que hablan por él, no las palabras. También me pareció alguien inconforme con la costumbre, con lo establecido, al negarse, como lo dicta la tradición, a mostrarse húmilde ante el pueblo y mostrar sus heridas de guerra para ganarse sus votos.

Merece una pequeña mención la relación entre Coriolano con su enemigo, Aufidio. Es una relación marcada por una línea no muy clara entre el amor-odio. Además la admiración y el deseo sexual que manifiesta Aufidio son muy contundentes.

Un personaje que también se destaca es la madre de Coriolano, Volumnia. Ella es la que tiene toda la ambición que a Coriolano le falta. Volumnia lo forjo tal y como es: un héroe militar. Y es notable el poder que tiene la madre sobre su hijo, pudiendo contralar su ira, es casi como su marioneta (este aspecto se presta para la discusión de la relación edipica que tiene Coriolano con su madre). Pero esta educación tiene sus deficiencias. Coriolano fue educado para la guerra, pero carece de habilidades sociales. Y es tal vez aquí en donde se puede apreciar uno de los aspectos trágicos: fuera del campo de batalla, en momentos de paz, Coriolano parece ser incapaz de relacionarse con su entorno.

Comentarios

  1. Hola! No había siquiera oído hablar de esta obra. Resulta fascinante que sea tan vigente en algunos de los aspectos que planteás. Sin duda lo buscaré, saludos

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  2. Como dije, no es una obra muy popular, pero tiene puntos muy interesantes.
    Saludos!

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  3. Te seré sincera: tan poco popular será que yo ni idea tenía de que existía. Y ta, aaaalgo de idea tengo, así que me siento avergonzada (?. Gracias por reseñarlo, pero igual no me llama mucho :/
    Besote!

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